Capitulo VI "AROMA"

El Aroma... Oh cielos, el aroma. Este mundo está lleno de aromas, que varían entre lo agradable, vicioso, desagradable, soportables, deliciosos y hasta excitantes. Todo tipo de olores. Desde pequeña siempre he sido sensible a estos olores, mi madre me decía que era normal, siendo que en nuestra familia éramos sensibles a lo que nos rodeaba. No comprendía bien a esa edad lo que me quiso decir con eso, solo después de unos años entendí aquellas palabras. A los diez años mis instintos se volvieron más agudos, empecé a comprender mejor lo que me rodeaba, como si todo tuviese su lugar, cada punto su sitio.

En mi niñez, mi madre había permanecido conmigo en todo momento, éramos solo nosotras dos, viviendo en un pueblo casi abandonado en las zonas del campo, ella trabajaba en las plantaciones de arroz. Tratando de sobrevivir en un mundo donde solo nos teníamos las dos, recuerdo haber pasado días donde no teníamos qué comer y nos ingeniamos con las raíces y frutos del bosque. Desde la más tierna edad aprendí a no darle tantos problemas a mi mamá. A pesar de la pobreza, se podría decir que sobrevivimos bastante bien.

O así lo fue hasta que un dia los brotes de fiebre que se desató en el país, llevó a mi madre a internarse en el pequeño hospital del pueblo, no parecía muy grave según los médicos pero creyeron que sería conveniente que se realizará un chequeo completo de estudios para comprobar que todo estuviera bien. Dado que mi madre tenía un semblante demasiado débil para lo que creían una simple fiebre.

Días después, llegaron los exámenes. Esos estudios realizados tuvieron resultados que alertaron al médico que la atendió. Al parecer mi madre tenía cáncer de mama, gastamos todos nuestros ahorros viendo la forma de pagar los tratamientos caros, conseguimos ayuda de algunas personas, pero con los días y semanas pasando no nos era suficiente, mi madre iba a morir si no conseguimos el dinero necesario, estábamos cada día más peor, yo le rogaba a mi madre que dejara que me fuera a la ciudad para conseguir el dinero trabajando, pero ¿Cómo una chiquilla de diez años conseguiría el monto necesario? La desesperación en mi pequeño mundo estaba agobiando mis esperanzas y no sabia que hacer.

A los meses la noticia de que mi madre estaba grave llegó a los oídos de quien fuere al parecer mi abuelo, Takashi Fujino el Seo dueño del Corporativo Kyoto Entertainment al parecer estuvo vigilandonos a mi y a mi madre, desconocía que fue lo que paso para que el se alejara de nuestras vidas así y nos dejara en el rincón del olvido de la familia.

Pero un día él apareció en nuestra casa y platicó con mi madre a solas, nunca había visto a mi abuelo o a otro familiar hasta entonces. Después de ese día, el abuelo Takashi nos llevó a su Mansión en Kyoto, dejar el campo donde crecí e ir a una zona totalmente desconocida me fue difícil, a pesar de que mi madre estaba enferma, él no permitió que me reuniera con mi madre en el momento de su tratamiento, en cambio contrató a muchos tutores, que según él necesitaba convertirme una niña decente.

Cada día se convirtió en horas de aprendizaje, escritura, cultura, modales, historia familiar, deportes, artes, conocimientos y más conocimientos, los momentos donde veía a mi madre eran los momentos más preciosos para mi, ver que le daban el cuidado necesario me hacia aceptar con absoluta sumisión lo que dictaba el abuelo.

El tratamiento para la enfermedad de mi madre pudo seguir su rumbo, fueron tiempos duros los que mi madre pasó, la quimioterapia, las consecuencias la habían convertido en una mujer demacrada, su vivacidad había desaparecido, todo en ella cambiaba tan rápido.

El tratamiento había hecho que su rostro envejeciera un poco más, no ayudó que la cirugía de extirpación del cáncer la dejara sin su seno izquierdo. Según los médicos, la operación había resultado con éxito y que el tratamiento estaba reaccionando favorablemente y que aquello era normal en el caso avanzado del cáncer, que esos procedimientos eran necesarios para acabar la enfermedad de una.

Lo bueno es que con el tiempo transcurriendo mi madre iba mejorando y se mostraba mejor de salud. Mientras que mi abuelo, quien pocas veces estaba en casa me citó a su despacho. Recuerdo como de nerviosa estaba siempre a su alrededor y era de esperar.

El abuelo Takashi, a pesar de su edad aún en ese entonces se encontraba en buen estado de salud, debía de tener cerca de los 60 años en ese entonces, su porte altivo, sus ojos rojos que demostraban vivacidad de un depredador, esos animales peligrosos que veía de lejos en el bosque. No lo negaba, ese adulto me asustaba bastante.

*Flasback*

El despacho enorme, con una gran cantidad de libros y artículos de arte hechos con piedras negras, mini bar, muebles que relucían brillantes por el lujo y los detalles que su artesano cuidadosamente habría dedicado a ellos. Todo en ese lugar demostraba poder, se respiraba el olor del cuero, la cara colonia de él y del humo que seguramente se había estado fumando hace unos minutos.

-Entra pequeña, siéntate que necesito hablar contigo seriamente.-Habló él con su voz grave y rasposa, era un hombre que había fumado desde su juventud. Él estaba sentado detrás de un enorme escritorio de roble, vestido de traje hecho a la medida, todo en él demostraba autoridad. Su cabello con algunas canas hacía ver que ya no era tan joven, sus ojos denotaban inteligencia y seriedad.-Si Señor...- Hice lo que me pedía.

-Han pasado cuatro meses desde que ustedes se instalaran aquí, he recibido las noticias de tus tutores, me han dicho que eres rápida aprendiendo, que ya manejas lo necesario en tan poco tiempo. ¿Dime es verdad que nunca antes habías asistido a la escuela?- Era algo que él ya debía de saber, se me hacía raro que me lo preguntara, mi cara debió demostrarlo pues en su mirada pude ver que ya sabia lo que le iba a responder.- Sólo respóndeme de inmediato lo que te pregunte, no lo pienses de más.

-Es verdad, Señor. Mi madre y yo vivíamos en una zona que estaba bastante lejos de la escuela. Pero mi madre siempre que teníamos tiempo me enseñaba lo necesario. Escribir, leer, sumar... restar...-Me interrumpí, estaba divagando en mi relato.

-Bien, me alegra saber que no ha criado a una inútil.-Respondió levantándose de su asiento.-Sé que acostumbrarte a estar aquí te costará un tiempo más, los sirvientes me han dicho que no hablas con nadie más que no sea tu madre o para responder a tus tutores. Y Sé que el próximo mes, será tu cumpleaños número once, ¿Estoy en lo correcto?

-Así es... Señor. -Respondí, con el tiempo transcurriendo, ni me acordaba que se acercaba esa fecha del año de nuevo.

-La razón de que te pregunte estas cosas tienen sus motivos, los cuales aún no puedes saber. Lástimosamente no por mi boca, sino que por medio de tu madre, ella será la encargada de platicarte de esto, le daré tiempo hasta el día de tu cumpleaños. Si en ese momento no te lo dice, me concederé el derecho de hacerlo yo. Este es un aviso para ti, quien eres la futura heredera de esta familia. Toma en cuenta todo esto, que lo que te espera no va a ser fácil.-No comprendía nada muy bien, lo que me había dicho en ese momento me dejó muy confusa. Todo era muy misterioso en los últimos meses.-Con eso dicho, de mi parte es todo. Ahora, me supongo que tienes tus preguntas también, adelante puedes preguntarme lo que quieras.

-Si es verdad que puedo preguntar lo que quiera... ¿Me puede decir señor... Por qué no nos había contactado antes?

-Debes creer que yo sabia de ustedes desde hace mucho, ¿no?.-Yo solo asentí.-Pues lastimosamente dejame decirte que no es así, siempre estuve buscando a mi hija, hacia mas de una década que había desaparecido sin decir más, pude llegar a ustedes gracias a que tu madre tuvo que dar su verdadera identidad en el hospital, así fue como uno de mis detectives pudo encontrarla, muy grande fue mi sorpresa de saber sus circunstancias actuales, enferma con gravedad y... Tú, no creía que mi hija ya me había hecho abuelo. Realmente una sorpresa inesperada.

-¿Qué espera que yo haga? Nunca antes supe de usted siquiera. ¿Por qué razón debería de hacer todo lo que usted me diga?

-Que lo sepas o no, eso no importa, lo único que importa es que llevas la sangre de nuestra familia. Nadie podría negarlo, eres tan parecida a tu difunta abuela Viola. Sé que eres desconfiada, lo veo en tus ojos y eso no me molesta, me satisface que no estés confiando en las personas tan facilmente, ya que estas tienden... A traicionar la confianza que uno les ha brindado.-Dijo mientras apretaba los puños.-¿Quieres saber porque harás lo que te diga? Eso es muy simple, eso es porque es tu deber representar a esta familia y siendo como eres ahora, ignorante de la vida fuera de tu hogar... Digamos que necesitarás sobresalir más para yo creerte merecedora de lo que significa ser una Fujino.

-¿Ser una Fujino? Qué se supone que significa eso... ¿Trata de decir que debo ganarme el derecho de considerarme su nieta señor?

-No es tan sencillo, pero sí. Básicamente necesito que demuestres que puedes ser capaz de llevar en el futuro todo lo que representa ser parte de esta familia. Tu madre falló en su deber, no pienso dejar que tú fracases igual que ella. No permitiré que seas un fracaso también.

-¡Mi madre no es un fracaso!.-No pude contenerme y termine gritando.

-Bien, la única manera de demostrar que ella no fracasó en verdad, es demostrando que trajo a una buena heredera para la familia, no la decepciones.-Dijo mientras se arreglaba su corta melena.-Bueno, creo que eso es todo por ahora, pequeña.-Abrió la puerta de su despacho, afuera estaba una joven mujer con un uniforme de servicio.-Entra.-Ordenó mientras le daba paso.

-Buenas Tardes Shizuru-Sama.-Habló dirigiéndose a mi, de repente el suave olor a lavanda lleno el ambiente del lugar.

-Buenas... Tardes.-respondí desconcertada.

-Pequeña, esta mujer será tu doncella personal, su nombre es Nami y donde sea que vayas te acompañará, hará todo lo que le pidas. Su deber será servirte en todo momento.

-Señor eso no será...-

-De eso nada, tendrás que aprender a llevarte con la servidumbre, no puedes seguir manteniendo un perfil bajo dentro de esta casa, no una nieta mía.-Hablo zanjando el tema.-Nami, te encargo que ella cumpla sus horarios y clases.

-Así lo haré, Takashi-Sama.-Con una leve reverencia, asintió la mujer.

-Bien. Puedes retirarte, Nami se encargará de ti mientras tu madre se va recuperando. Espero que entiendas el porque te llamé aquí, no olvides nada de lo que hablamos.

-Si... Señor.-Un sabor amargo recorrió mi garganta. Todo había cambiado para mí, me sentía como un ave que había sido atrapado en una jaula y que recién se daba cuenta que no podría salir de allí por más que lo intentase.

*Fin Flashback*

Después de aquella conversación con mi abuelo, esa mujer se había convertido en mi sombra, donde fuera me acompañaba, solo hablaba si le preguntaba algo. Era como un robot, uno que se encargaba de bañarme, de darme de comer, de vestirme, peinarme, cargar mis cosas, todo.

La primera semana que estuvo conmigo me había sentido super incomoda, sin contar además con el hecho de que notaba a mi madre decaída, sabía que ella quería decirme algo pero que temía, estaba muy segura de que tenía que ver con lo que el abuelo me había platicado.

Una noche, antes de que llegara la fecha de mi cumpleaños, mi madre ya más recuperada se acercó a mi habitación, despertando con su toque habitual me dijo que teníamos que hablar. Se sentó a mi lado y antes de comenzar se tomó un minuto para respirar con calma.

Lo que me dijo esa noche no fue algo que me haya sorprendido en el momento, debido a que el mundo de los adultos me era aún un tanto incomprensible, pero viendo la seriedad de mi madre y el temblor que le rodeaba al contarme de ello, no pude decirle mucho, ni menos consolarla, mi madre había perdido muchas cosas, entendía que esa herida aun no le sanaba.

Mi padre, él era la causa de tanto dolor para mi madre, ahora lo entendía.

Mi padre había traicionado la confianza que se le había dado, una vez que se había casado con mi madre, él trató de quedarse con toda la fortuna familiar, atentó contra mis abuelos, lastimosamente había logrado su cometido con mi abuela, quien falleció bajo lo que sería un atentado. Mi abuelo sobrevivió por suerte, descubrió todo lo que había estado tramado mi padre y en su dolor por haber perdido a su esposa, él se vengó asesinandolo también.

Mi madre destrozada en ese momento, nunca espero que mi padre hiciera algo así. Más aún porque ella había quedado embarazada.

El abuelo estaba lleno de rabia y odio, mi madre temía que si él supiera que ella estaba esperando un hijo de aquel hombre, él intervendría para que ella no me tuviera. Por ello, mi madre había decidido escapar sin decirle a nadie la razón de su partida, se escondió de las influencias de mi abuelo, me tuvo y me crió como pudo. Solo nosotras dos, hasta entonces.

En mi cumpleaños número once, mi abuelo me había regalado un collar que llevaba incrustado un rubí, el cual le había pertenecido a mi abuela. Mi madre estaba más recuperada, aunque la seguia notando decaida por alguna razón.

Transcurrió un año y yo había cambiado bastante según los demás, pude comprender más cosas gracias a los tutores que mi abuelo había contratado. Pero eso no cambiaba el hecho de que extrañara de vez en cuando mi antiguo hogar. Mi percepción del mundo se había abierto más, sí. Pero eso no significaba que todo era bueno.

Ser presentada como la nieta de Takashi Fujino, en su momento fue extraño y difícil, la gente que mi abuelo conocía no estaba enterada de mi existencia hasta esos momentos, se esparcieron rumores de que era una falsa heredera. Cosa que aunque no lo demostrara, molestaba a mi abuelo. En cambio a mi, eso comenzó a importarme menos que nada. Mi madre recuperada, era lo único que me importaba en ese entonces.

Era ejemplar en todo, nada me costaba aprender lo que sea que me enseñaran, era un "prodigio" según mis tutores. Comencé a destacar un poco más de lo que esperaba mi abuelo, dado por eso, él creyó que ya era momento de que convivirá con otros niños.

Cuando tenía poco más de doce años, mi madre y yo nos mudamos a otra mansión, localizada en una isla. El abuelo venía de vez en cuando para vigilarnos. Fuuka, en este lugar se encontraba el centro educativo Fuuka Gakuen, el cual le pertenecía a la familia. Habían decidido que yo debía tomar clases en esa escuela.

En un principio, la idea de estar con otros chicos de mi edad me causaba un poco de ansiedad, hasta ese momento, solo había tratado con los hijos de la servidumbre, y no es como si ellos fuesen muy platicadores conmigo.

Como siempre, tuve que hacer lo que mi abuelo decía, al parecer aun no me reconocía totalmente como nieta. Aquello solo me molestaba, tener que probarle mi existencia a una persona, me era bastante incomprensible. Mi madre me solicitaba que le tuviera paciencia, que para todos era difícil el tener que reconstruir una familia que había pasado por tanto.

Suspirando por mi suerte, emprendí mi ida a la escuela, el chofer me había llevado despacio, como si me diera tiempo para ir pensando cómo sería esa nueva etapa. Los profesores obviamente se volvieron sumamente complacientes conmigo desde el primer momento, claro era la "nieta" del hombre que era dueño del lugar, aunque dudaba que todos los profesores estuvieran al tanto de eso, seguro solo pensaban que era alguien muy importante. Como siempre la gente se guiaba por el poder y el renombre de una familia.

Me presentaron a la clase, había como quince alumnos en esa aula, todos me miraban asombrados, observe a todos y cada uno de ellos. Niños que seguramente eran de buena familia, pero claro... habían excepciones, unos cuantos se veían que estaban ahi por alguna beca de estudios. Me recordo a lo que mi abuelo mencionó, acerca de que se le otorgaban becas a los hijos de campesinos, para que estos pudieran estudiar aquí.

Observando a todos algo llamó mi atención, había un aroma agradable dentro de ese lugar, no podía reconocer a qué olía pero era un tanto agradable, un perfume quizás, uno caro seguramente pensaba. Trate de localizar de donde procedía disimuladamente, mientras que la profesora me presentaba.

No sabia de donde provenía pero me sentí un tanto inquieta y nerviosa, de hecho cuando me tocó hablar, creo que fui un tanto cortante, al final me dijeron que me sentara.

Al hacerlo sentí el aroma de nuevo pero un tanto más intenso. A mi lado, pensé. Mientras miraba a la niña sentada a mi izquierda, era ella, esa niña pequeña y pálida con trenzas. Su aroma me llenó de repente y me quedé un tanto helada, una sensación de escalofrío recorrió mi espalda. Creo que ella me habló en algún momento, pero yo tratando de recuperarme la había ignorado. Mi corazón había empezado a palpitar acelerado.

¿Quién hubiera pensado que a esa edad, en ese momento, yo, me había enamorado por primera vez?

Sonreí tristemente, recordando ese momento de mi niñez. Ahora ya era una adulta, había cumplido con mis responsabilidades, me convertí en la heredera deseada de mi difunto abuelo, la vida me había llevado hasta aquí.

Sonreí nuevamente mientras me tomaba otro sorbo de vino, sola en mi apartamento. No pude evitar que una lágrima se escapara de mis ojos.

-¡Ja...Ja...Jajaja!-Me reí más por nervios que porque algo me diera risa.-Después de tanto tiempo... El destino piensa en devolverte a mi camino... ¿No es eso irónico?-Volví a tomar, está vez acabando lo que quedaba en la copa.-¡Maldición! Pensé que ya te había superado...

Tomé mi cartera y revise su contenido, buscando el papel donde alguién me había anotado tu número de teléfono. ¡Aja! Lo encontré, me puse a ver los números que estaban anotados ahi. Tenía tantas ganas de confirmar si realmente eras tú o solo era un mal sueño.

Indecisa me puse a divagar por el apartamento recordando los momentos que habíamos pasado juntas alguna vez, suspirando observe el reloj, ya era muy tarde. Sería mejor que me acueste y lo intente en otro momento...

Me desvesti, me cepillé los dientes y me puse una pijama antes de acostarme, no pude dormir, la ansiedad de saber que podrías ser tú me dejo inquieta, dando vueltas de aqui para alla. Me propuse acabar ese sufrimiento, agarre el teléfono que se encontraba a lado de mi cama y marque ya de memoria, recordando el número anotado en aquella hoja.

Antes de que llegara a dar el tono, corté y me puse a gritar nerviosa, parecía una colegiala de nuevo. Volví a marcar y cortar de nuevo, mis nervios estaban jugandome mal.

Al final, me armé de valor, marqué y me mordí los labios muy fuerte, sentí un poco el sabor metálico de mi sangre pero no me importó.

Escuche el temido primer tono... El segundo tono...

-[Hola, ¿si?...]

Me quede helada, era su voz, no había duda. Un suspiro ahogado salió de mi.

-[¿Quién es? Por favor, responda o voy a colgar...]

Habían pasado unos segundos y aun no podía decir nada... Sentía que se estaba impacientando...

-Natsuki...

Era ella, no había dudas, el destino jugaba conmigo. No pude evitar que las lágrimas volvieran a mis ojos.

-¿Quién es-?...

Sin pensarlo mucho, asustada, colgué la llamada y luego quité el cable conector de la línea.

-E-Es ella... Es ella... Mi Natsuki... Maldición, es ella...

Luego de aquello recuerdo haberme acostado de nuevo, con el corazón desbocado, palpitando acelerado. En algún momento me había quedado dormida, entre sueños rememoré a aquella jovencita que había robado mi corazón y quien me había abandonado cuando más la necesitaba...

Continuará...

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